Revista Electrónica de Cultura, Tendencias y Arte

miércoles, 27 de octubre de 2010

Qué hago en mi consulta para ayudar a las mujeres a recuperar su naturaleza salvaje (Mujeres que corren con los lobos)

Hice el doctorado en psicología etnoclínica, que es el estudio tanto de la psicología clínica como de la etnología, esta última centrada sobre todo en el estudio de la psicología de los grupos y de las tribus en particular. Obtuve un diploma en psicología analítica, que es el que me califica como psicoanalista junguiana. Mi experiencia vital como cantadora/mesemondó, poeta y artista me inspira también en mi trabajo con las personas que se someten a psicoanálisis.

A veces me preguntan qué hago en mi consulta para ayudar a las mujeres a recuperar su naturaleza salvaje. Doy mucha importancia a la psicología clínica y la psicología del desarrollo y para curar utilizo el ingrediente más sencillo y accesible: los relatos. Examinamos el material de lo sueños de la paciente, que contiene muchos argumetos y narraciones. Las sensaciones físicas y los recuerdos corporales de la paciente también son relatos que se pueden leer y llevar a la conciencia.

Enseño además una modalidad de poderoso trance interactivo muy parecido a la imaginación activa de Jung... lo cual da lugar también a unos relatos que contribuyen a aclarar el viaje psíquico de la paciente. Hacemos aflorar a la superficie el Yo salvaje por medio de preguntas concretas y del examente de cuentos, leyendas y mitos. La mayoría de las veces, tras un tiempo, acabamos por encontrar el mito o el cuento de hadas que contiene toda la instrucción que necestia una mujer para su desarrollo psicológico. Estas historias contienen el drama espiritual de una mujer. Es algo así como una obra teatral con instrucciones escénicas, representación y atrezo.

El "oficio de hacer" constituye una parte importante de mi trabajo. Trato de conferir fuerza a mis pacientes, enseñándoles los antiquísimos oficios manuales... entre ellos, las artes simbólicas de la creación de talismanes, las ofrendas y los retablos, que pueden ser cualquier cosa, desde unos simples palillos envueltos en cintas hasta una complicada escultura. El arte es importante, pues evoca las estaciones del alma o algún acontecimiento especial o trágico del viaje del alma. El arte no es sólo para una misma, no es un jalón en la propia comprensión. Es también una mapa para las generaciones venideras.

Como es natural, el trabajo con cada paciente se realiza de forma personalizada, pues no cabe duda de que cada persona es distinta. Pero en mi trabajo con las pacientes estos factores son siempre los mismos y constituyen el fundamento del trabajo de todos los seres humanos que los han precedido, de mi propio trabajo y también del vuestro. El arte de las preguntas, el arte de los cuentos, el arte manual, son todos producto de algo y este algo es el alma. Cada vez que alimentamos el alma, garantizamos su desarrollo.

Espero que se percaten de que ésos son medios tangibles para suavizar antiguas cicatrices, sanar viejas heridas y enfocar de otro modo las cosas y de que, al recuperar los oficios añejos, se consigue, de una manera práctica, hacer visible el alma.

Los cuentos que aquí reproduzco para explicar la naturaleza institnvia de las mujeres son en algunos casos relatos originales y, en otros casos, versiones literarias distintas que yo he escrito, basándome en los relatos que me contaron mis tíos y tías, abuelitas y abuelos, omahs y opahs, los mayores de mi familia cuyas tradiciones orales se vienen transmitiendo ininterrumpidamente desde tiempos inmemoriales. Algunos son documentos escritos de mis encuentros directos, otros son de tiempos pasados y todos nacen del corazón. Los expongo con todos los detalles y en toda su arquetípica integridad. Y los presento con el permiso y la bendición de tres generaciones vivas de narradores de cuentos de mi familia que comprenden las sutilezas y las exigencias de los cuentos entendidos como fenómenos curativos (4).

Añado algunas de las preguntas que planteo a mis pacientes y a otras personas a las que ofrezco mis consejos para que consigan recordarse a sí mismas. Detallo también para los lectores algunos de los métodos: el hábil y experto juego con el cual las mujeres consiguen retener el numen de su tarea en la memoria consciente. Todas estas cosas contribuyen a favorecer la convergencia con el valioso Yo salvaje.

- Notas.

(4) Véase Conclusión, El cuento como medicina, sobre las tradiciones étnicas en las que me baso a propósito de los límites del cuento.

Clarissa Pinkola Estés

Las mujeres que corren con los lobos: Mitos y relatos del arquetipo de la Mujer Salvaje
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